viernes, 20 de noviembre de 2009

Sobre el estilo Capitulo 7

Hemos acometido la empresa de buscar el objeto de la disciplina de la historia del arte. Va a ser preciso en 1er. Lugar definir lo que es un estilo y que este punto es determínate. Esta convicción se debe quizás al hecho de que la tradición ha ligado íntimamente “el arte” y “el estilo”, haciendo de este último una especie de núcleo que contendría la esencia del arte. De esto de cierto, el objeto de la historia del arte seria la esencia del arte.
La 1era. La desarrolla sobre todo Wolfflin, concibe el estilo como una organizaron determinada de la forma. Esto no impide que haya, además del estilo de una época, un estilo individual “un estilo de escuela, un estilo de país y un estilo de raza”

Esta definición de la noción de estilo es la mas difundida, se encuentra de ella innumerables variaciones: “La característica de los estilos, en efecto, no consiste en un repertorio de elementos ornamentales que, por los demás no pertenece en propiedad a las diferentes épocas del arte, es mas bien la manera de interpretar la forma del sonido que emiten estas interpretaciones lo que caracteriza los estilo”.

Una 2da. Definición de la noción de “estilo” es la que profundiza la noción de “voluntad artística” de Riegl en el sentido de que el “estilo” no es únicamente la forma, sino otra cosa que no puede ser aprehendida por el simple estudio de las formas.
El estilo no es una noción general que sirva para clasificar de acuerdo con rasgos formales, sino con el nombre de una verdadera fuerza espiritual que obra en la historia.

¿De donde viene esta fuerza? No puede ver más que de un campo religioso, los estilos son los lenguajes pictóricos de las religiones enteras o una variante religiosa en el interior de la misma religión.
Esta utilización de la noción de “estilo” es ambigua porque sus fundamentos religiosos suelen estar ocultos y corren parejas con una crítica del formalismo particularmente vigorosa lo cual puede inducir a error en cuanto a sus verdaderas intenciones.

La tercera definición de la noción de estilo ha sido aventurada por adeptos de las concepciones de la historia del arte como parte de la historia del espíritu o incluso de al historia de las sociedades. Werner Weisbach no se debe limitarse a los atributos formales, sino tomar en consideración el elemento espiritual que ese encuentra de tras. Define el barroco como un estilo que soporta 4 elementos: el elemento de la forma (formas agitadas, en una relación de tensión entre ellas, dinamismo, policromía), el elemento político (el absolutismo), el elemento religioso (la Contrarreforma) y el elemento sociológico (la primeras fase del capitalismo).
Un estilo es un conjunto de elementos, formas, técnicas, ligados armoniosamente por un espíritu al cual se someten estas partes y que esta más o menos orientado hacia lo real o lo imaginario. Los temas constituyen el contenido del estilo. Pueden ser religiosos, temas mitológicos de la Antigüedad, temas cristianos de las Edad Media, temas a la ves mitológica y cristianos del Renacimiento, temas literarios del romanticismo, temas tomados de al vida cotidiana del realismo.

Considerando cada estilo como una combinación especifica de los elementos de tema y de forma, loes elementos temáticos ofrecen una transición inmediata a la visión general de al vida, a la filosofía, de donde derivan las imágenes en cuestión.
Son divergencias de puntos de vista entre las diversas partes de aquel las que explican la coexistencia de los diferentes estilos en el mismo periodo. Tales divergencias residen a su ez, en el hecho de que lo que llamamos público no es un cuerpo homogéneo sino que esta dividido en diversas agrupaciones que suelen tener un carácter antagónico.
Podemos comprender el origen y la naturaleza de los estilos coexistente únicamente si estudiamos los diversos sectores d la sociedad y si reconstruimos sus filosofías para penetrar por consiguiente en su arte.

Sobre esto texto capital imponen las observaciones 1. Una observación estrictamente terminologiaza, 2. Una reserva teórica.
Es como si las imágenes no fueran otra cosa que la “transcripción” de las ideologías en el capo del arte.

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